Bodega Roandi

Rogelio y Divina

Los 3 pilares de Roandi
Una historia familiar

Mi nombre es Rogelio y esta es la historia de Bodega Roandi, un sueño que nació en el corazón de Éntoma, O Barco de Valdeorras. Es una historia de sacrificio, amor por la tierra y el anhelo de regresar a nuestras raíces. Corría el año 1969 cuando me casé con Divina.

Éramos jóvenes, llenos de ilusiones, pero también de incertidumbre. La vida nos llevó lejos de nuestra tierra; emigramos a Suiza en busca de un futuro mejor… como se hacía antes. La tradición vitivinícola corría por mis venas, pero las circunstancias nos alejaron de los viñedos de Éntoma.

Partir no fue fácil. Dejamos a nuestro hijo en Galicia al cuidado de los abuelos, mientras Divina y yo trabajábamos sin descanso a muchos kilómetros de distancia. Cada visita era breve, cargada de emoción y nostalgia, pero nunca dejamos de soñar con volver.

Recuerdo mis primeros días trabajando como lavaplatos, mientras Divina limpiaba habitaciones en hoteles. Aprendimos alemán, francés e italiano. Poco a poco, fuimos ascendiendo. Administramos restaurantes, hoteles y, con el tiempo, fundamos empresas de construcción y venta de mármol y granito. Todo lo que ganábamos tenía un solo destino: volver a casa y construir nuestro hogar.

En 2002 comenzamos a restaurar nuestra casa familiar en Éntoma, una labor que simbolizaba nuestro regreso. Finalmente, en 2008, volvimos definitivamente a Galicia.

Fue entonces cuando abrimos Bodega Roandi, un sueño que bautizamos en honor a nuestros nietos: Rogelio, Ángel y Diego. Queríamos que fuera un legado no solo para nuestro hijo, quien compartió los sacrificios de la emigración, sino para las generaciones futuras.

Nuestra primera cosecha, en 2009, produjo 5.000 litros de vino. En aquel entonces, el godello no gozaba de la fama actual, así que nos centramos en variedades tintas como sousón, mencía y brancellao. Con los años, crecimos exponencialmente enfocándonos en el godello y la dona branca. Hoy, proyectamos alcanzar una producción de 190.000 litros para 2025, unas 253.000 botellas destinadas a mercados nacionales e internacionales.

Cada botella de Roandi lleva consigo los valores que siempre nos guiaron: sacrificio, tradición y familia. Incluso nuestro nieto más joven, con apenas 26 años, regresa desde Suiza cada vendimia para trabajar en los viñedos.

Es la prueba de que nuestras raíces nunca se olvidan. Roandi no es solo vino; es el fruto de una vida de sacrificios y un legado eterno para Galicia.

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