A Rectoral de Seadur

Isabel y Lucas

De ruinas y raíces

El regreso:

Siempre supe que Seadur era más que un pueblo para mí. Era mi refugio, el lugar que olía a infancia, a paz, a recuerdos de fines de semana y veranos compartidos con amigos. Aunque nací en Francia, crecí en Galicia, pero mi corazón siempre regresaba aquí. A pesar de tener una vida profesional exitosa como educadora en Cambre, A Coruña, no podía apagar ese sueño latente de volver a Seadur y darle un nuevo significado. Mis padres, que habían vivido las penurias del campo, nunca entendieron por qué deseaba volver. Para ellos, regresar a Seadur significaba retroceder. Pero para mí, Seadur era el lugar donde todo.

El ruinoso encuentro:

El destino intervino cuando la antigua rectoral del pueblo, una casa de 1783 que había pertenecido a la diócesis de Astorga, salió a la venta. Estaba en ruinas, pero me enamoré de su historia y su potencial. Recuerdo decir una y otra vez: “Con lo que me gustaría comprar esta casa…”. Mi pasión por ese sueño era tan grande que mi padre, viendo mi ilusión, decidió ayudarme a adquirirla.

Sin embargo, no todo fue fácil, necesitaba saber que este sueño sería compartido con mi familia.

Al principio, Lucas, uno de mis hijos, estaba dudoso.

Vivía en Holanda y no veía claro regresar al pueblo. Hasta que un día, me llamó y me dijo: “Mamá, lo del pueblo lo podemos hacer, me encantaría”. Ese fue el momento en que supe que este proyecto era posible.

El renacer de la piedra:

Comenzamos la obra a principios de 2023, el proceso de restauración no estuvo exento de retos.

Cada piedra, cada viga de castaño y cada rincón de la rectoral guardaba una historia que quería respetar. Decidimos reutilizar los materiales originales y devolverle su esplendor perdido.

No fue fácil, pero cada detalle reflejaba nuestravisión de sostenibilidad y autenticidad.

Hoy, A Rectoral de Seadur es mucho más que una casa restaurada; es el corazón de un sueño hecho realidad. En esta región famosa por sus viñedos y covas, hemos creado un destino donde los visitantes pueden desconectar, respirar historia y disfrutar de la Galicia más profunda y auténtica.

Cada vez que veo la rectoral, siento que mi sueño ahora pertenece al mundo. Como siempre digo: “Seadur me dio un sueño y ahora quiero compartirlo con todos”.

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